“¿Por qué hice eso? No sé qué demonios pasó”. Con estas impactantes palabras, Mike Tyson, excampeón mundial de peso pesado y una de las figuras más grandes del boxeo, dejó atónitos a sus seguidores tras referirse a su reciente pelea contra Jake Paul, el controvertido youtuber convertido en boxeador profesional.
La pelea, celebrada en noviembre en el AT&T Stadium de Arlington, Texas, generó gran expectativa al enfrentar a dos nombres mediáticos en el cuadrilátero. Sin embargo, el combate terminó siendo decepcionante para muchos. Tyson, de 58 años, fue superado ampliamente por Paul, quien se llevó la victoria por decisión unánime con puntuaciones de 80-72, 79-73 y 79-73, mejorando su récord profesional a 11-1.
“No recuerdo nada”, la confesión que dejó en shock a los fanáticos
En sus primeras declaraciones públicas tras la pelea, Mike Tyson fue directo: “No recuerdo mucho de la pelea, me bloqueé un poco”, confesó en la entrevista. El excampeón reveló que sus recuerdos de la velada son extremadamente borrosos y que la última imagen que tiene es a Jake Paul haciendo una extraña reverencia al finalizar el primer asalto.
“Recuerdo regresar después del primer round y Jake estaba haciendo algún tipo de… no sé qué estaba haciendo, como una especie de reverencia”, dijo, aún desconcertado. “Eso es lo último que recuerdo”.
Cuando fue interrogado sobre la potencia de los golpes de Paul, Tyson admitió que no podía juzgarlo. “No recuerdo eso”, reconoció, aunque admitió haber despertado al día siguiente con fuertes dolores corporales. “Mi pecho y mi estómago estaban realmente adoloridos”, agregó.
La actuación de Tyson fue tan irregular que algunos fanáticos no tardaron en acusar a ambos peleadores de haber arreglado el combate. Los rumores se intensificaron cuando se viralizó un video en el que parece esquivar un golpe de manera inusual, alimentando las teorías conspirativas.
Sin embargo, el propio Tyson se encargó de desmentir categóricamente estas especulaciones. “Fue una pelea real”, aseguró con firmeza. El exboxeador quiso dejar claro que, a pesar de sus problemas de salud previos al evento, su intención nunca fue hacer un espectáculo pactado.
La pelea contra sus problemas de salud
Más allá de la controversia, Tyson reveló que su mayor lucha ocurrió fuera del ring. El excampeón confesó que estuvo al borde de la muerte meses antes del combate debido a una grave complicación médica.
“Casi muero en junio, tuve ocho transfusiones de sangre. Perdí la mitad de mi sangre y 25 libras mientras estaba hospitalizado”, explicó. “Tuve que luchar para recuperarme y poder pelear”.
Pese a esta experiencia cercana a la muerte, Mike decidió subir al cuadrilátero para cumplir un sueño: que sus hijos lo vieran pelear en un gran escenario, algo que no pudieron presenciar durante su carrera en su mejor momento. “Terminar ocho rounds frente a un estadio lleno de fanáticos en el Dallas Cowboy Stadium es una experiencia que ningún hombre tiene derecho a pedir”, afirmó con gratitud.
“Perdí, pero gané”: Tyson encuentra el lado positivo
A pesar de la derrota y de sus problemas de salud, Tyson adoptó una perspectiva positiva sobre la pelea. “Esta es una de esas situaciones en las que pierdes, pero aun así ganas”, reflexionó. “Estoy agradecido por esa noche. No tengo ningún arrepentimiento por haber subido al ring una última vez”.
Incluso Jake Paul, quien se llevó la victoria, se mostró respetuoso y elogió a su oponente tras la pelea. “Te amo, Mike. Fue un honor. Eres una inspiración para todos nosotros”, escribió Paul en sus redes sociales.
Aunque el legado de Mike Tyson en el boxeo ya está consolidado, su última aparición en el ring será recordada no solo por el combate, sino por la sorprendente revelación de una batalla mucho más profunda: la lucha de un hombre que enfrentó sus propios límites para despedirse de un deporte que lo convirtió en leyenda.