«Éramos los más rápidos, pero no fuimos los más listos», dice Márquez

Marc Márquez lo hizo todo bien hasta que se fue al suelo nada más superar el ecuador de la carrera (vuelta 14), cuando ya lanzaba su segundo ataque a Pecco Bagnaia para tratar de ponerse al frente del pelotón. Las condiciones de la pista, muy resbaladiza, dibujaron el escenario perfecto para que el piloto de Gresini celebrara su cuarta victoria del curso y mantuviera vivas unas opciones de pelear por el título que, con la caída, la 23ª en lo que va de curso, quedaron reducidas a la nada.

En el circuito en el que celebró su última corona de campeón del mundo (2019), el español se vio más perjudicado que en otras pistas por el hecho de no disponer de la última especificación de Ducati, la GP24, sino la del año pasado (GP23). Una de las mejoras más significativas es la optimización del regulador de altura trasero, un elemento clave en un trazado con dos rectas larguísimas que nacen después de curvas en ángulo prácticamente recto. Durante los ensayos, tanto los del viernes como los del sábado, y también durante la sprint –terminó el cuarto–,  ese hándicap le pasó mucha más factura que durante la carrera larga, que se celebró con el asfalto completamente mojado, circunstancia que igualó las cosas desde el punto de vista técnico. Por todo ello, el resbalón le supo a cuerno quemado al piloto de Cervera.

«Hoy éramos los más rápidos, pero no fuimos los más listos. Sobre todo, porque no encontramos la manera de adelantar a Pecco. Cada vez que daba dos o tres vueltas detrás de él se me calentaba el neumático delantero, y tenía que volver a dejar aire», convino Márquez.

«En el segundo intento insistí, para estar pegado a él, y un grado y medio más de inclinación hizo que se cerrara el tren delantero”, describió el catalán, muy solvente y sin sobresaltos hasta ese momento: “No había tenido ningún susto y, al primero, me caí».

El triunfo de la semana pasada, en Australia, fue la mejor manera de encarar un triplete que, nada más despertarse este domingo, parecía ir en la misma dirección que tomó en Phillip Island. Sobre todo, por la tranquilidad con la que se le vio encima de la moto, detrás de Bagnaia, a quien parecía tener absolutamente controlado.

Bagnaia: «Ganar en agua me da muchísima fuerza y motivación»

«Lo importante es que demostramos tener velocidad, y la pena es que no pudimos rematar. Aquí no ataqué como en Australia, sino a medio gas, porque había más oportunidades», lamentó el #93, que finalmente terminó el undécimo, tras recuperar la moto, reincorporarse, y perder una posición en pista por un toque con Joan Mir.

Con información de Motorsport

¡DIOS BENDIGA A HONDURAS!