No hay un día tranquilo en la Fórmula 1 desde que volvieran a rugir los motores en Baréin. Los seísmos han sacudido el Gran Circo con el incendio en la FIA por el supuesto trato de favor de su presidente hacia Alonso al presionar para levantarle la sanción en el GP de Arabia de 2023, la rumorología en los asientos y el Horner Leaks, que ha provocado una guerra civil en Red Bull. La escudería austríaca atraviesa un momento de incertidumbre y turbulencias alrededor de la figura de Christina Horner, absuelto en la investigación interna por “comportamiento sexual inapropiado” hacia una empleada.
Aunque de nuevo atacado desde un e-mail fantasma con fotos y conversaciones supuestamente enviadas a toda la prensa de la F1. Uno de los acusados de esta filtración es Jos Verstappen, expiloto de Fórmula 1 y padre de Max Verstappen, vigente campeón del mundo. “Eso no tendría sentido”, dijo. “¿Por qué iba a hacer eso cuando a Max le está yendo tan bien aquí?”, dijo. Según se filtra desde Inglaterra, Horner está convencido de que Jos está detrás de todo. Lo que pone en evidencia las dos facciones que hay dentro del equipo desde el fallecimiento de Dietrich Mateschitz, creador y dueño de la compañía.
Guerra civil en Red Bull
Una parte que apoya al clan Verstappen, y otra a favor de Chalerm Yoovidhya, dueño del 51% del equipo que en la parrilla de Baréin se paseaba del brazo con Horner. Tras acabar la carrera de Baréin, el que no se cortó fue Jos Verstappen. “El equipo está en peligro de partirse, no se puede seguir así. Va a explotar. Va de víctima cuando él es quien está causando los problemas. Hay tensión mientras él siga en el puesto”, asegura el padre del piloto. La bomba definitiva podría estar por llegar al entorno de Red Bull.
Tal y como informa la prensa británica, Max Verstappen decidió incluir una nueva cláusula en su contrato con el equipo para facilitarse una salida en caso de que la tensión se multiplique. Una cláusula que no conocen en la escudería, que no contó con el beneplácito de Christian Horner y que, eso sí, contó seguramente con la ayuda de Helmut Marko al ser él uno de los grandes nombres del equipo. Todo se hizo de forma unilateral. Sin poner en conocimiento a Horner. Con Helmut Marko, uno de los dos directores de Red Bull, actuando en nombre de un equipo que se entera ahora del asunto.