La confesión más inesperada sobre el último Grand Slam de Nadal

Y a pesar de todo, Rafa Nadal. Ese sería buen resumen de lo que fue Roland Garros 2022, el último Grand Slam ganado por el balear. Contra viento, marea y sí mismo. Porque Rafa se presentó en París con tan sólo dos torneos de rodaje tras superar su lesión -Mutua Madrid Open y Roma- y vivía instalado permanentemente en el dolor que le provocaba el pie izquierdo y ese maldito escafoides, esa lesión congénita que le zancadillea a diario pero que, pese a todo, no pudo hacerle caer. Se coronó en París tras superar a Casper Ruud en poco más de dos horas y se convertía en el tenista más veterano en tocar el trofeo de los mosqueteros.

Nadal dio una nueva vuelta de tuerca a la razón. La pulveriza. Sólo así se explica que ganase un torneo al que estuvo cerca de renunciar debido a su lesión. Lo jugó infiltrado desde el primer día y, con la corona sobre su cabeza, se sometió a un tratamiento de radiofrecuencia pulsátil que solucionaron su dolencia y le permitieron seguir jugando. “Fui capaz de jugar en situaciones extremas. He jugado con inyecciones en el nervio para dormir el nervio. Por eso he podido jugar, porque no sentía el pie. Mi doctor me puso anestesia en el nervio del pie. Es un gran riesgo de cara a que se doble el tobillo o cualquier otra cosa”, aseguraba Nadal.

De Miñaur y Ruud, rendidos a Rafa

“Tuve que tomarme muchos antiinflamatorios. Antes de cada partido tuve que infiltrarme un par de veces”, añadía. Poco más de un año y medio después, su gesta todavía perdura en la retina, especialmente en la de Casper Ruud, su rival aquella tarde. El noruego, que llegó a ser número dos del mundo en 2022, revela ahora lo que más le sorprendió de su derrota. “Al día siguiente de ganarme Roland Garros, le vi en muletas”, se sincera durante una charla con Dominic Thiem y De Miñaur.

Precisamente, este último también se rindió a la capacidad de resiliencia del español. “Pone tanta fuerza física, incluso en hierba, que ni siquiera puedo imaginar cómo debe ser en arcilla. Hay que perder todo el respeto que le tienes y jugar con él como si fuera un jugador más”. Ante esta confesión, Ruud quiso enfatizar sus palabras y reveló lo que pensó la primera vez que jugó contra el español. “Su revés cruzado es bastante pesado, como un derechazo normal a mis ojos. La primera vez que peloteé con él, pensé: ‘¿qué diablos?’ Su revés parece un poco descuidado o lento en la televisión, pero en realidad es pesado, es una locura”.

La última aparición de Nadal, de película

El Slam de Netflix tuvo un final de película. Un partido así merecía acabar con suspense. Hubo que esperar al súper tie break para conocer al ganador. Finalmente, ganó (3-6, 6-4 y 14-12) Alcaraz, aunque eso es lo de menos porque la gente fue a ver show y es lo que tuvo. Nadal reaparecía después de una fugaz aparición en el torneo de Brisbane, donde cayó en segunda ronda, tras un año fuera de las pistas por una lesión en la cadera que sufrió en el Open de Australia de 2023 y que le obligó a parar, pasar por el quirófano y plantearse su futuro tenístico, a los 37 años.

“Yo haré lo posible para intentar comenzar la temporada de tierra que es mi objetivo, trabajo para eso y esforzándome con ese objetivo, pero de aquí a lo que pueda pasar ya no me atrevo a decir nada porque últimamente se me hace difícil hacer predicciones, desgraciadamente. No he dejado de entrenar en ningún momento. En todo momento lo estoy intentando. Yo me encuentro bien, simplemente de momento no he conseguido seguir el calendario que me hubiera gustado. Ojalá las cosas puedan cambiar, pero como os podéis imaginar no lo puedo decir porque no lo sé ni yo”, señaló antes de la ceremonia de entrega de los II Premios de la Fundación Rafal Nadal en Palma.

Con información de Infobae

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