Rins firmó dos años con LCR-Honda

Alex Rins llegó al Mundial de MotoGP con 21 años en 2017 de la mano de Suzuki, donde estuvo seis temporadas, hasta 2022, año en el que la casa de Hamamatsu cerró la persiana de forma inesperada, una decisión que de no haberse producido hubiera mantenido al barcelonés en la estructura del constructor azul.

Las circunstancias, sin embargo, llevaron a Rins a perder su puesto de trabajo y tener que buscar una salida, una situación especialmente difícil para él, ya que estaba muy integrado al equipo y su vida era pura felicidad defendiendo los colores de la marca de la gran S.

Aunque tuvo otras opciones, finalmente Rins se decantó por la oferta de Lucio Cecchinello, el patrón de LCR-Honda. La razón fue el compromiso de la mayor fábrica del planeta de que iba a tener material idéntico al de los pilotos oficiales. Algo que no se ha cumplido, lamenta el piloto, que la próxima temporada correrá con Yamaha.

Cuando hablas de Honda piensas en que es el mayor constructor de motos del planeta y que todo debe ser gigante, justo al contrario de Suzuki, un fabricante pequeño y con un ambiente familiar y una relación muy directa con sus pilotos. Una fórmula que funcionó.

«El simple hecho de tener solo dos motos y tener gente buena dirigiendo, fue la clave para que funcionara. El paso de Davide Brivio y, al final, Livio Suppo por el equipo, son personas con mucha experiencia y con una personalidad muy echada para adelante», explica Rins en el podcast de MotorsportNetwork.

«Y no digo que Alberto Puig (team manager de Honda) no sea una persona echada para adelante, todo lo contrario. Pero no sé, quizá el hecho de ser una empresa más pequeñita respecto a Honda, por ejemplo. No sabría decirte, puede haber mil factores, empezando por tener solo dos motos en lugar de cuatro. Sabemos perfectamente como fue el año en que estuvo Sahara San solo (en 2021 Suzuki no tuvo team manager), se le escapan cosas, como es normal, una persona no puede llegar a todo», añade Rins.

Sin duda es una pena que MotoGP haya perdido la experiencia y calidad de una pieza como Davide Brivio, un hombre que quizá encajaría en alguno de los equipos que ahora lo están pasando mal.

«No lo sé, creo que no, pero la pasta manda… creo que Davide ya intentó volver (a Suzuki a finales de 2021). Después de estar tantos años fuera es complicado, ahora estará más acostumbrado a la gestión de un equipo de coches, que es muy diferente», se quita el tema de encima.

Aunque la relación entre Rins y Joan Mir no fuera de amigos en Suzuki, sí fue de respeto siempre, incluso en los momentos difíciles, pero sobre todo lo que destilaba aquel equipo era una buena relación y la sensación de ir todos a una (hasta el último año), algo que no transmite Honda.

Cuando Rins llegó a Honda se encontró con Marc Márquez, con Takaaki Nakagami y de nuevo con Mir, pero en estos seis meses no se ha construido nada entre ellos.

«(La relación) Esperaba que fuera como ha sido, al final no ha sido una relación, hasta ahora, como para tirar cohetes. Estamos en equipos diferentes, no se hacen reuniones a cuatro con todos los pilotos para hablar o intercambiar ideas. Por ejemplo, mi relación con Marc ha sido la misma que el año pasado que yo estaba en Suzuki. Cuando nos hemos visto nos hemos saludo sin ir más allá. También es verdad que ha estado muchas carreras fueras. Con Joan igual, en Suzuki nos veíamos para comer y para cenar, en el box ni nos veíamos, la relación ahora sigue siendo igual», desvela.

Rins firmó dos años con LCR-Honda, pero una cláusula le permitía liberarse al final del primer año si llegaba, como así ha sido, una fábrica a buscarle. Pese a no tener dudas a la hora de aceptar la oferta de Yamaha, dejar a Lucio y a su equipo no será fácil.

«Desde luego que me va a costar muchísimo, la relación que hemos construido con el equipo y con Cecchinello es algo que no había vivido todavía. Recuerdo estar en el hospital y cuando le dije a Lucio que tenía una oferta de Yamaha, él me dijo que le iba a doler mucho que me fuera, pero que era una oportunidad única para mi. Se me caían las lagrimas de los ojos. Va a costar, pero la vida sigue y son etapas», zanja el piloto barcelonés.

¡DIOS BENDIGA A HONDURAS!